HACIA UN NUEVO SISTEMA DE APORTES Y CONTRIBUCIONES EN ARGENTINA: UNA PROPUESTA PARA REDUCIR EL COSTO LABORAL Y EXPANDIR EL EMPLEO
El sistema laboral argentino se caracteriza por una alta presión impositiva sobre el empleo formal, lo que genera un encarecimiento de la contratación, incentiva la informalidad y limita la competitividad de las empresas. En este contexto, resulta fundamental explorar alternativas que reduzcan el costo laboral sin comprometer la recaudación fiscal ni afectar la sustentabilidad del sistema de seguridad social.
Una estrategia posible consiste en modificar la estructura de aportes y contribuciones, no reduciendo su recaudación nominal, sino reconfigurando la base salarial sobre la cual se aplican. Este enfoque permite aliviar el costo relativo del trabajo, incrementar el salario neto disponible para los trabajadores y estimular la generación de empleo sin reducir la recaudación actual.
- El problema: La carga impositiva sobre el trabajo
En Argentina, la suma de aportes y contribuciones laborales puede representar entre el 45% y el 55% del salario bruto, ubicándose entre los niveles más altos de la región. Esta estructura produce varios efectos negativos:
Desalienta la contratación, en especial de trabajadores con menor productividad inicial.
Fomenta la informalidad, debido a la diferencia significativa entre costo empresario y salario de bolsillo.
Reduce el poder adquisitivo, ya que una proporción relevante del sueldo queda retenida en impuestos laborales.
Limita la competitividad de las empresas, que enfrentan costos laborales más altos que sus competidores regionales.
La clave es comprender que el problema no siempre está en la recaudación absoluta, sino en cómo se calcula y cómo afecta las decisiones empresariales y laborales. - Una propuesta alternativa: Aumentar la masa salarial manteniendo el monto nominal de cargas sociales
La propuesta parte de una premisa sencilla pero estratégica:
Aumentar la masa salarial (salario nominal) sin incrementar el monto total que empresas y trabajadores pagan en cargas sociales.
En otras palabras, las contribuciones se mantendrían en valores absolutos similares, pero al aumentar la base salarial:
El porcentaje efectivo de impuestos sobre el sueldo neto disminuye.
El trabajador recibe más ingreso de bolsillo.
El empleador enfrenta un costo laboral relativo menor, ya que una mayor parte del costo total se transforma en salario y no en impuestos.
Este cambio logra simultáneamente tres objetivos económicos clave:
Mejorar el salario real del trabajador.
Reducir la carga relativa que soporta el sistema productivo.
Mantener la recaudación necesaria para financiar la seguridad social. - Efectos económicos esperados
A. Aumento del empleo formal
Al disminuir el peso relativo de los impuestos laborales, contratar trabajadores se vuelve más accesible. Sectores intensivos en mano de obra —como comercio, construcción, gastronomía y servicios personales— serían los principales beneficiados.
B. Mayor productividad
La reducción del costo relativo del trabajo permitiría a las empresas incorporar fuerza laboral adicional, lo cual genera:
Mayor capacidad operativa.
Posibilidad de ampliar horarios o aumentar producción.
Mejores niveles de servicio.
Mayor competitividad interna y externa.
C. Formalización de la economía
Un esquema más equilibrado entre salario neto y cargas sociales reduce los incentivos para recurrir a esquemas informales o no registrados.
D. Estímulo al consumo interno
Al recibir un mayor salario de bolsillo, los trabajadores incrementan su capacidad de consumo, dinamizando el mercado interno sin necesidad de aumentar el gasto público. - Por qué no se pierde recaudación
El elemento distintivo de esta propuesta es que no requiere reducir los aportes y contribuciones en términos nominales. La recaudación se mantiene estable porque:
El sistema se basa en mantener el monto de cargas, pero sobre una base salarial mayor.
Se compensa con incremento del empleo formal, ampliando la cantidad de trabajadores que aportan.
La formalización convierte trabajadores informales —que actualmente no contribuyen— en aportantes activos.
La sostenibilidad fiscal, por tanto, no se compromete; al contrario, puede mejorar. - Implementación: Mecanismo de ajuste progresivo para reducir el costo laboral al 50%
El objetivo central de este esquema es reducir el costo laboral efectivo a la mitad del vigente, preservando la recaudación total mediante la ampliación de la base de trabajadores formales. Para lograrlo, se propone un mecanismo de transición basado en la expansión del empleo y la dilución progresiva del peso relativo de las cargas sociales.
A. Contratación de nuevos trabajadores sin cargas sociales hasta duplicar la nómina nominal
El proceso inicia permitiendo a las empresas incorporar nuevos trabajadores sin aplicar aportes ni contribuciones durante la etapa de expansión inicial. Este beneficio se mantiene hasta que la nómina nominal de trabajadores registrados alcance el doble de su tamaño original.
Durante esta fase:
La empresa puede contratar personal adicional con un costo laboral significativamente inferior.
El sistema en su conjunto incrementa la cantidad de aportantes potenciales.
El salario neto del trabajador se maximiza, favoreciendo formalización y consumo.
La lógica económica detrás de esta transición es que la duplicación del total de trabajadores formales permite distribuir el esfuerzo fiscal sobre una base más amplia, haciendo sostenible la reducción del costo laboral individual.
B. Activación de un nuevo régimen: aportes y contribuciones al 50%
Una vez alcanzado el umbral de duplicación de la nómina, se habilita el régimen definitivo:
Todos los trabajadores —los originales y los contratados durante la fase de expansión— pasan a tributar el 50% de las cargas sociales actuales.
Los nuevos trabajadores contratados después de este punto también ingresarán directamente en este esquema del 50%.
Con la nómina duplicada, el sistema logra el equilibrio fiscal porque:
Se mantiene el monto total de recaudación.
El costo laboral por trabajador cae a la mitad.
El empleo formal es mayor y más estable.
De esta forma, se logra un sistema menos distorsivo, más competitivo y con incentivos alineados a la creación genuina de empleo.
C. Regla de protección del sistema: reducción proporcional del beneficio si cae la masa nominal
Para asegurar que el beneficio no incentive prácticas oportunistas o desequilibrios estructurales, se incorpora una regla de ajuste automático:
Si una empresa reduce su planta de personal (por despidos netos) antes de haber duplicado la nómina,
el beneficio disminuye proporcionalmente en función de la caída en la masa nominal de trabajadores.
En otras palabras:
El beneficio está estrictamente ligado al crecimiento real y sostenido del empleo.
Esto asegura que:
El incentivo se mantenga alineado con la generación de puestos de trabajo.
No se produzca un deterioro de la recaudación.
Las empresas prioricen la retención y expansión de la plantilla.
Una vez alcanzada la duplicación de la nómina y activado el régimen del 50%, la estabilidad del sistema se sostiene por la propia amplitud de la base contributiva, reduciendo riesgos fiscales y laborales. - Conclusión
La modernización del sistema de aportes y contribuciones en Argentina requiere un enfoque innovador que permita reducir drásticamente el costo laboral sin comprometer la recaudación ni la sustentabilidad del sistema previsional. La propuesta presentada —basada en la ampliación de la masa laboral formal y en la reducción progresiva de las cargas sociales hasta alcanzar un costo laboral equivalente al 50% del actual— constituye un mecanismo eficiente, gradual y fiscalmente responsable.
El diseño del esquema, que habilita la contratación de nuevos trabajadores sin cargas sociales hasta duplicar la nómina y que posteriormente establece un régimen permanente del 50% para todos los empleados, crea un círculo virtuoso donde la expansión del empleo sostiene financieramente la reducción impositiva. Al mismo tiempo, la regla de ajuste automático frente a disminuciones en la masa laboral asegura que los incentivos permanezcan alineados con la creación y preservación de puestos de trabajo, evitando distorsiones y garantizando estabilidad en la recaudación.
Este modelo permite avanzar hacia un mercado laboral más competitivo, inclusivo y productivo. Las empresas se benefician de menores costos y mayores posibilidades de expansión; los trabajadores acceden a mejores salarios netos y más oportunidades de empleo formal; y el Estado conserva su capacidad de financiamiento mientras reduce la informalidad estructural. La propuesta ofrece así una hoja de ruta realista y sostenible para transformar el sistema laboral argentino y promover un crecimiento económico más robusto y equilibrado.
Dr. Javier Alma
AM Consulting SA